
Hablar de silencio no está de moda. Apenas se trata en los medios de comunicación y si se hace, es de forma simplista. Se disfraza como una especie de técnica oriental, mantra o yoga para obtener confort. Vivimos en una sociedad materialista donde las prisas y el ruido son el pan nuestro de cada día. Nuestro espíritu se vuelca en el trabajo, las redes sociales y las tareas cotidianas. Si no tomamos en serio nuestra relación con Dios, ésta se marchita o acaba siendo aplastada por el relativismo. Este libro es también una defensa ante la desacralización de la liturgia. Veámoslo.
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