
En la vida hay personas que dejan huella. Son ésas que no hacen ruido y pasan en silencio. Pero sus palabras tienen el súper poder de permanecer en la memoria y en el tiempo. Con los años el brillo de su sabiduría aumenta revelando verdades universales. Unas enseñanzas que no pudimos entender en su momento o pasaron desapercibidas. Generalmente gente buena, sabia y tranquila. Así definiría a mi amigo Rubén Berrozpe Peralta. Un compañero con el que tuve el honor de estudiar y que fue premio nacional final de carrera en Ingeniería Industrial.
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